Está oscuro, bastante oscuro, y al fondo del pasillo, todavía más oscuro, oyes un ruido que te produce terror. Tu adrenalina e imaginación se disparan. Cada átomo de tu cuerpo se alerta. Vas a la cocina. Vuelves con un cuchillo en la mano, y con la otra mano enciendes, torpemente, la luz. El temor se desvanece completamente cuando ves que la ventana del fondo se abre y se cierra con la brisa de la noche. Un alivio muy placentero recorre todo tu cuerpo.
Nos gusta, a los que nos gusta, la adrenalina y posterior alivio de las escenas de miedo, aún a sabiendas de que es un miedo irracional porque proviene de una ficción. Es ficción, pero pasamos un miedo real.
En las pelis, muchas de estas escenas transcurren durante la noche o en la oscuridad, y lo que acecha no se ve muy claramente. A estas pelis si les quitas la música y FX, pierden gran parte de su gracia y efectividad, y si no que se lo pregunten a Alfred Hitchcock cuando se divorció de Bernard Herman.
Visto y no visto, lo sonoro impera en cuestiones de terror, intriga y misterio.
El miedo tiene un gran elemento psicológico puede provenir de escenas cotidianas, o fantasiosas, con explicaciones y elementos pseudo científicos. Por ejemplo, en la serie de TV de Star Trek, el Sr Spock y el capitán explican lo que tienen ante sus ojos confiriéndoles poderes maléficos. Sus descripciones tienen más fuerza que la imagen misma, y la llenan de credibilidad. Los espectadores vemos simples trozos de plástico o goma pintada, pero gracias a sus comentarios, con voz de alerta y llena de preocupación, éstos se transforman en hongos devastadores, animales devoradores, y alienígenas con no muy buenas intenciones.
Visto y oído, pasemos a lo puramente sonoro.
La narración y el sonido son muy sugerentes y qué mejor que una ficción sonora de terror a merced del meta-sonido. (Qué miedo – Esto promete.)
En Plan Fiction, un grupo de profesionales independientes apasionados por la ficciones, como tantos otros, nos divierte crear sobre todo ficciones de terror con el sonido y las voces: los agudos que alertan, los silencios que provocan tensión, los drones, los sonidos cíclicos amenazantes…. Y sobre todo la música que nos mece incesantemente entre el terror y el alivio.
¿Tenemos voz en el mundo sonoro?
Sí. Gracias a las plataformas, a los podcasts, que suponen la democratización de la radio por excelencia. Genial, pero no deja de ser una jungla donde los independientes, y sin dinero, se sienten chiquitos, y piden, alzando la mano repetidamente, tener voz en el asunto. Por poner un ejemplo, nuestra primera ficción “Luna llena, luna sangrienta” está en Podium Podcast/Club del Terror, -promoción y no dinero-. La segunda y actual ficción sonora es “Endémico” y está alojada en Ivoox, donde tenemos que pagar por sus servicios y competir con sus Originales – coste y poquita promoción y un puñado de adorables fans -. La tercera en camino, El Horror de Mólboro, está en posibles negociaciones, y nos entusiasma la idea de pensar que al menos cubriremos gastos. ¿Ilusos? Puede.
Hay muchas productoras creando ficciones y podcasts maravillosos como: El caso 63; Mi padre hablaba cada 4 años; La Lucerna; El gran Apagón; Retornados… Hay libre mercado, pero falta un poco más de visibilidad y así lo expone en uno de sus artículos, Lory Martínez, CEO de Studio Ochenta. Habla del auge del podcast en el mercado sin ir acompañado de la visibilidad correspondiente. Falta mucho, pero estamos en un punto muy interesante y esperemos que no deje de evolucionar para bien y que no paren de crearse podcasts llenos de interés, cultura, y crítica, en contraposición un poco con la cultura de los tiktoks, en su mayoría bastante superficiales, largo cansinos. ¿O no?
En Plan Fiction, por hablar de lo que conozco, acostumbrados a navegar en la ficción de terror. La jungla del podcasts se nos antoja como un reto interesante. Voz tenemos, aunque sea bajita.